Tenemos derecho a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica.
También tenemos derecho a decidir nuestro propio sistema alimentario y productivo. El gobierno debe decidir las políticas agrarias y de alimentos por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas, colocando a productores y consumidores locales como los principales encargados de los sistemas de alimentación.
También tenemos derecho a decidir nuestro propio sistema alimentario y productivo. El gobierno debe decidir las políticas agrarias y de alimentos por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas, colocando a productores y consumidores locales como los principales encargados de los sistemas de alimentación.